La salud de un eco-sistema pasa por múltiples y complejos factores.
Por: Proyecto Raíces.-
Se trata de la interacción de
elementos en una compleja red de seres, vivos y también muertos, cada uno de
ellos de distinta clase, con diferentes necesidades y distintas formas de
manifestarse. Así tenemos plantas, animales, aves, insectos, hongos. Todos
estos seres conviviendo en un mismo espacio o hábitat, interactuando y
adaptándose al entorno que, a través de estas adaptaciones, también se va
modificado. Y todo esto en un medio físico determinado, con rocas y minerales,
cursos de agua subterráneos, flujos de energía, truenos y relámpagos. Lluvia.
Sol.
Cada uno de estos aspectos,
puede ser ahondado muy en profundidad y para cada uno de ellos existe una
ciencia especializada. Todavía quedan muchas preguntas por responder en cada
una de las áreas que componen lo vivo.
Sin embargo, esta infinita
complejidad no solo es tema de estudio, también parece ser una característica
fundamental, y vemos que las interacciones entre los diferentes elementos del
sistema son las que sostienen la vida en el planeta. La cadena trófica nos
muestra cómo se conforma una red en la que unos se comen a los otros, y por lo
tanto también dependen de su existencia para alimentarse. Pero no solo se comen
unos a los otros, también se apoyan, los pájaros comen el fruto y dispersan la
semilla, ayudando a la reproducción de determinadas especies vegetales, ciertos
hongos generan enormes redes subterráneas, como las micorrizas, y son capaces
de movilizar nutrientes, agua y otros elementos de un lugar a otro, de acuerdo
a las necesidades del bosque que crece sobre el mismo suelo (formando
relaciones de simbiosis con las raíces de los arboles). Los árboles, a su vez,
garantizan la presencia de oxígeno en la atmosfera, lo que es condición de vida
para cientos de animales, que a su vez pueden cobijarse bajo la sombra que los
mismos arboles generan. Las fecas y orinas de los diferentes seres van a ser
bien aprovechadas por las raíces de ciertas especies vegetales, mientras que
otras raíces, como las de la consuelda, irán profundo bajo el suelo a buscar
los minerales de las rocas, para bombearlos hacia sus hojas y ramas, que luego,
al caer y descomponerse, depositarán todos estos nutrientes minerales de forma
orgánica sobre la superficie del suelo, haciéndolos asimilables para otras
especies que no son capaces de realizar este proceso.
A través de estos ejemplos,
buscamos mostrar cómo en los ecosistemas naturales se desarrollan alianzas y
cooperaciones, en las cuales los diferentes elementos de la red van apoyándose
los unos en los otros para coexistir. Si bien también se genera competencia
entre ciertos elementos, en general los equilibrios eco-sistémicos parecen
ligados a la cooperación. Si bien la teoría de la evolución tradicional nos
enseña la competencia y la supervivencia del más fuerte, la evolución de la
vida sobre la superficie terrestre también nos enseña sobre simbiosis y
mutualismo. En este punto el concepto de sucesión es clave para visualizar el
fenómeno.
La sucesión es el proceso a
través del cual la presencia de ciertos elementos, que podemos llamar pioneros,
provocan una alteración al ambiente, generando condiciones propicias para la
emergencia de elementos que antes no tenían condiciones favorables. Así el
liquen, asociación entre un alga y un hongo, hace millones de años atrás se
pegó a la roca, y empezó la colonización de la vida en la tierra. Poco a poco,
la roca se cubre del cuerpo del liquen, que en su existencia crece y muere,
dejando materia orgánica descomponiéndose, atrapada en la grieta, sobre la
roca: el suelo naciente, que mucho tiempo después cobijara especies de otra
clase que el liquen, herbáceas anuales primero, y luego capas cada vez más
longevas, algún arbusto, a medida que aumenta la materia orgánica depositada
sobre la roca. Este proceso es largo y lento, pero eventualmente se forma un
bosque. Si dejamos la tierra sin intervenir y nos encargamos de generar
condiciones propicias como regar, rápidamente aparecerán todo tipo de plantas,
llamadas malezas y enemigas número uno de la producción agrícola tradicional,
son en realidad la primera etapa de la sucesión que lleva a una condición de
bosque: donde encontramos gran diversidad de plantas, dónde las diferentes
capas vegetales, forman nichos para la vida silvestre de aves y animales. Y una
micro-fauna de insectos por todo el suelo.
En este
espacio, trabajaremos un pequeño jardín teniendo todo esto en la cabeza. Aquí
ponemos en práctica algunas de las técnicas de los Bosques Comestibles, y en la
marcha vamos aprendiendo. Buscamos establecer policultivos productivos
perennes, respetando a la naturaleza y contribuyendo al aumento de la
fertilidad del suelo.
Subiremos
fotografías y poco a poco iremos presentando diferentes especies, sus funciones
y características, mostraremos las intervenciones que hacemos en el terreno,
como trabajamos y los resultados que obtengamos, de los errores y aciertos.
Por el
momento les dejo esta foto de uno de los parches del jardín. En este pequeño espacio
conviven una diversidad de plantas, como menta, malvas, chalotas, acelgas,
fisalis, diente de león, llantén, caléndulas, apio perenne, rúcala de Turquía,
culén.
¡A ver si
las encuentras a todas!
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